La ESA o agencia espacial europea debe encontrar una nueva montura para que su rover Rosalind Franklin pueda amartizar y tenga la posibilidad de encontrar indicios de vida pasada en Marte. Según un reciente estudio de la NASA, la radiación ionizante proveniente de los rayos cósmicos en el planeta rojo es lo suficientemente intensa como para haber borrado todo indicio de aminoácidos hasta una profundidad de casi dos metros.
La falta de protección de un campo magnético en marte permite que los rayos cósmicos puedan haber esterilizado la superficie marciana hasta casi los dos metros de profundidad. De esta manera, los rovers como Curiosity capaces de perforar y tomar muestras en la superficie marciana unos cinco centímetros, tendrían poca probabilidad de encontrar vestigios de aminoácidos o proteínas dejados por formas de vida pasada si esta se dio.

El vehículo de la ESA Rosalin Frankling o ExoMars está capacitado para tomar muestras hasta una profundidad de dos metros, guardar la muestra y luego analizar su composición química. Se diseñó así, pues se pensó que era más probable encontrar pruebas ancestrales de posible origen biológico que no hubieran sido destruidas por la radiación cuanto más profundo se mirara. El super taladro está situado en una caja negra en la parte de delante del rover. Las muestras tomadas a estas profundidades pueden ser posteriormente introducidas en el interior del vehículo para ser analizadas por el instrumento MOMA o analizador marciano de materia orgánica. Es capaz de mirar la composición química de las muestras sin destruirlas, y no solo las volátiles, como se hacía hasta ahora. Puede detectar lípidos, azúcares y aminoácidos y comprobar su posible origen orgánico.
El Rosalin Franklin iba a ser lanzado en la ventana hacia marte en septiembre de 2022, pero la invasión de Ucrania por Rusia ha roto el acuerdo de colaboración entre Roscosmos y la ESA. La agencia rusa iba a facilitar el vehículo capaz de aterrizar de manera segura el rover minero de 310 kilos de la ESA, además de calentadores de radioisótopos para el calentamiento del rover en suelo marciano. El correcto y suave aterrizaje del rover es el momento crítico y más difícil de la operación e iba a ser aportado por la agencia rusa.
El otro problema es el cohete lanzador, llevar cargas pesadas hasta marte no es como poner satélites en la órbita terrestre, se necesitan de lanzadores mucho más potentes como el protón ruso, pero eso ya no será posible en principio. La siguiente ventana a Marte será en 2024 y será difícil encontrar un cohete de estas características.
REFERENCIAS
ESA looks for new ride to Mars for its Rosalind Franklin rover.